Por Francisca Palma Arriagada
Cada domingo el centro de Santiago tiene ese vacío esplendor producido por la ausencia del ajetreo semanal, la disminución de personas y el silencio por la baja frecuencia del transporte. ¿A dónde se fue toda esa gente? Algunos de los que decidieron volver a Santiago Centro no lo hicieron a los paseos monotonizados, encontraron otro lugar: el Parque Forestal.
Familias completas, parejas, solitarios, paseantes de perros, músicos, acróbatas y payasos confluyen clásicamente en este espacio dominguero. Una de las características reconocibles, además de la circulación de personas, es el comercio que se instala en las faldas de magno Museo de Bellas Artes. Con trapo en mano y producto en oferta, muchas personas se instalan a vender cachureos, ropa usada, zapatillas, música y enseres múltiples. No se podría decir que es un gran persa, no tiene su escala, pero es realmente notable la convocatoria que tiene.
Jóvenes, ancianos y niños son parte de estos momentos que los convierten en feriantes. A pesar de que haya algunos comerciantes discontinuos, esos que vienen por necesidad y exceso de tiempo, hay otros que constantemente están acá cada domingo. Artesanos y vendedores de algo en específico son reconocibles al venir más de una vez.
Aunque no ocurra todos los domingos, en oportunidades Carabineros está rodeando la zona y cuando les parece actúan. "No puedes vender acá, retire sus cosas o se las vamos a quitar" es la frase con que el hombre de verde se acerca pasivamente dando una advertencia. En grupos ellos recorren el parque sin la intención de pasear: quieren despejar el lugar, sacar a los vendedores.
El Parque Forestal es parte de la administración del Municipio de Santiago, por eso en eventos específicos un grupo de guardias particulares de la comuna son enviados a la zona. Al preguntarles porqué las personas eran retiradas, respondieron que "No tienen permisos municipales ni como comprobar que están pagando IVA". Esta respuesta coincide con la de la 1º Comisaría de Carabineros que está por cuadrante trabajando en ese sector: "el comercio ambulante debe ser retirado, está dentro de la ley"
Ambas entidades encargadas de la seguridad trabajan independientemente, la primera lo hace por ordenanza municipal y la segunda por labor propia. De todas formas coinciden en la manera de plantear el tema. "Las personas deben ser sacadas pero cuando hay prioridades como eventos, no se hace", afirman los guardias municipales, mientras que el cabo 2º Abel Insulza de esta comisaría reconoce que "depende de la situación, eso lo ve el encargado de servicio". En definitiva el desalojo de personas en el parque está condicionado: puede pasar como puede que los Carabineros circulen sin interrumpir este tipo de eventos. Lo que si, siempre habrá algún tipo de vigilancia.
La Municipalidad de Santiago y su Corporación de Desarrollo entiende la situación de otra manera. Son sacados porque "no tienen permisos". Lo que está pasando acá es considerado por el municipio desde el punto de vista económico; de los ingresos importantes que son perdidos al no ser cancelados los permisos pertinentes. Directamente y sin tapujos la Secretaria de la entidad, Karin Rietzch afirma que "el alcalde no quiere comercio ambulante". Si la situación pasa por una voluntad personal y no por el consenso de las personas que habitan la comuna, la situación se vuelve arbitraria.
Otro antecedente es importante es la política de "no al comercio ambulante" del municipio, que nade como consecuencia de la delincuencia que tipo de acciones acarrea. Es evidente que muchos de estos comerciantes estaban dedicados al pirateo de libros y de material audiovisual y musical, por eso además esta Municipalidad lanzó una campaña en el centro, en donde convergían este tipo de ambulantes. La idea es ir aumentando el cuadrante de este plan, es decir, que las actuales medidas que están siendo implementadas en el Paseo Ahumada y la calle Estado, con la consigna "Comprando en el comercio ambulante ilegal te arriesgas a ser sancionado", se vayan expandiendo. Aumentar el cuadrante significaría que pronto las medidas de seguridad se planteen también espacios como el parque.
A pesar de lo positivo de esta iniciativa, el concepto de ilegal y de ambulante está siendo tergiversado. Los jóvenes que esporádicamente se posan en el Forestal no están vendiendo nada pirateado, sólo no están pagando impuestos por realizar esas transacciones y desafortunadamente en la agenda municipal "no hay ningún proyecto abocado al rol de identificar comerciantes"
Pero no sólo relaciones comerciales son las que se ven afectadas en este afán de sacar a las personas, los encuentros sociales y culturales que surgen a partir de esta feria de las pulgas están siendo limitados. Al ser consultados en la Municipalidad acerca de factores sociológicos y de la tradición que estaban siendo pasadas a llevar, la respuesta fue sólo que "se dan otros espacios para eso".
Algunas de las cosas que juegan en contra para defender a este honorable pulguerío, son la presencia del consumo de alcohol y la venta de marihuana. Esto ocurre a vista y paciencia de todos. Y como dice el cabo Insulza, esto ocurre "en un espacio familiar". Esa es una causa por la que reconoce que se mantienen "pasivos pero son los mismos vecinos los que reclaman". Según él la principal causa por la que las personas son llevadas es porque "se han opuesto a la acción de Carabineros, son cosas que se dan en el momento. Si hay dos carabineros no se puede proceder, pero si se logra cumplir, se va a proceder". El ser detenido es sólo una posibilidad. Lo que se hace es llevarlos a la comisaría, comprobar el domicilio del detenido, para luego dejarlo el libertad.
Es evidente que la seguridad ciudadana y los eventos familiares son los que deben primar en la utilización de este tipo de lugares, pero no se puede dejar de considerar que las relaciones espontáneas y las ocupaciones de ciertos espacios tienen causas que deben ser tratadas. Determinar y privar las libertades de los ciudadanos por medidas económicas no es lo más adecuado, más aún si no se ha considerado en ningún momento los factores socioculturales. Por otra parte, tampoco es justificable que las personas se aprovechen de estos lugares y los utilicen como escenario de este tipo de acciones. Ambas partes deben ceder para que este espacio sea bien utilizado y por consiguiente, sea beneficioso para todos. La libertad ciudadana debe ser retribuida para que se genere una reciprocidad.
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