Tú cuerpo en bolsa,
que vales sólo 50,
en tus formatos diversos,
nuestra sed en el barrio llenas.
La vecina con cartel a mano
te ofrece magno producto,
tal como el heladero micreado
a grito pelado lo anuncia,
tú a la mitad de precio,
presentas tu majestuosa esencia.
Todo sube en la economía,
mas tú eres anacrónico,
siempre helado casero
que no vales un precio astronómico.
Yo te invito forastero
a disfrutar la delicia pasajera,
en el encuentro callejero,
en los suburbios que se quiebran.
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