Vía rápida, vía lenta. Santiago se mueve en el Metro, entre tubos subterráneos que van tejiendo redes inconclusas, pasajes entre pasajeros, pasajes entre historias. El Metro, ese tren bajo tierra y sobre el aire, es el responsable que día a día millones de personas se miren y no se reconozcan, se trasladen y se encuentren, se distancien y se busquen.
Las estaciones ya no son consideradas sólo como un lugar de paso para trasladarse a otro punto. Poco a poco se han ido transformando en un espacio de movimiento, en donde existen interacciones de todo tipo por parte de la población. Es un espacio de flujo, un “no lugar”.
Es el caso de Bellavista de
Bellavista de
Uno de los pasajes es una especie de aperitivo a lo que se puede encontrar afuera, pues tiene un patio de comidas (más pequeño que el del shopping), centros de pago, panadería-pastelería, centro de revelado, pequeños negocios equipados para satisfacer necesidades, entre otros.
Además, esta estación logra un interés extra, por su intención de incentivar la cultura dentro de los cientos de pasajeros. Es así como entre medio de las boleterías se puede observar una historia completa de la comuna: Barrios con Historia, El Santiago de todos.
En la salida por Cabildo se encuentra una de las diez Bibliometro que existen en el mundo subterráneo, creadas para estimular la lectura en los usuarios de este medio de transporte. Muchos se acercan y salen con miles de letras en el bolso.
Al caminar por los pasillos que conectan al exterior, se puede encontrar, por un lado,
Bellavista de
ladas de Santiago, donde la “clase media” va en aumento. Es una comuna que pareciera que siempre está “en obras”, construyéndose de a poco y a veces sin sentidos. Es una especie de campo minado que el Metro articula como si se tratase de una gran cuncuna, a veces aterradora. Vía rápida, vía lenta…. ¿se ha detenido alguno de ustedes en su estación?
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